De la nada sin pensar mucho en lo que estaba
haciendo mis manos dejaron de sentir el frio que dejaste sobre ellas, de
repente el invierno se transformó en algo lindo y comencé a quererlo. Aprendí
que todos los recuerdos, tu voz y los te quiero
a medias, no me harían más daño, al contrario, me hicieron caer en
cuenta en lo mal que la estaba pasando. Comencé a caminar sin seguir tus
huellas, aprendí a dar pasos a ciegas, arriesgándome a lo desconocido por
primera vez. Aprendí a construir mi propia ruta, sin la necesidad de seguir la
tuya.
Comprendí que todo este silencio que me rodea no es un abismo, es un
trampolín que mi impulsa a seguir. Aprendí que permanecer atada a tus alas por
miedo a volar solo deterioro mis alas, haciendo dolorosa la caída. Además,
descubrí que no me haces falta, que no te necesito, que yo puedo valerme por mí
misma, y no es que antes no lo sabía sino que lo había olvidado. Entendí que no
existe forma de olvidarte, porque jamás podría borrar nuestra historia, ni
regresar a ser quien era antes de conocerte. Quizás sea algo loco pero uno debe
aprender a vivir con el pasado, uno debe aprender a seguir queriendo así te
hayan dejado el corazón hecho astillas. He descubierto que no te olvidare, porque
nuestra historia quedo ardiendo en mi piel, y que todo se transforma dejando de
doler.
Finalmente entendí que no te olvide, solo aprendí a
seguir adelante sin ti.
- Gabriela Infante
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSeguir adelante sin ti, así es!
ResponderEliminar