sábado, 28 de septiembre de 2013

Pequeñas historias

Supe que todo había acabado mucho antes de verte llegar esa tarde… Lo supe cuando no vi que el tiempo se detuvo, cuando tus ojos no brillaron, cuando los míos inundados se quedaron. Acepte que no podría salir corriendo, cuando nuestros versos se convirtieron en silencios. Cuando robaste mis besos, incluso aquellos que ya no te pertenecían. Lo supe, solo que no quise admitirlo. Sentí que se derrumbaba el mundo cuando vi tu espalda, cuando lo único que quedo fue un adiós sin ser pronunciado, cuando me tropecé con una puerta cerrada. Cuando descubrí mi corazón despegado, a sangre fría, sin clemencia.   

Supe que todo había acabado cuando nuestra historia se fue marchitando ante nuestros ojos y no hicimos nada para evitarlo. 

Una vez más, gracias por dejarme caer.

martes, 10 de septiembre de 2013

Entre líneas.



He intentado mantenerme a una distancia prudente de ti, he logrado dejar de seguirte los pasos, pero acá en mi mundo, entre líneas, se me ha hecho imposible alejarme. Para mí el escribirte es más que dejar suspendido unos cuantos versos al aire, es dejar a la imaginación quien será  el protagonista de mis diversas historias. Se trata de que las lágrimas te quemen los ojos cuando me leas, que se te erice la piel porque sabes que son para ti, que el corazón se te acelere porque no puedes fingir y que se te deshagan tus miedos porque ahí en medio de toda tu soledad, donde en este momento estás leyendo esto, sé que eres valiente y no ocultas lo que sientes.

El escribir(te) es más que esparcir letras sobre un espacio en blanco, es contar esta historia. Lo sueños y promesas. Se trata de no dejar morir esto, de que te enamores de mis letras y al final también…te enamores de mí.

Yo le escribía los mejores versos pero su corazón... su corazón era analfabeta.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Oasis mental.

Muchas personas buscan el pertenecer a un lugar por siempre. Viven toda su vida caminando por inercia entre un montón de niebla mental, entre un montón de exigencias banales, entre un montón de trabajo, teniendo todo pero a la vez nada, sintiendo ese vació que desde hace días no los deja respirar. Pensando, analizando, alimentando cada vez más el vacío, besando a desconocidos por los que no sienten nada, buscando placer sin realmente sentirlo, forzando la duración de amistades y relaciones sentimentales/laborales que ya no resisten más, intentando encontrar el momento preciso en el que volvieron a fallarse a ellos mismos. Buscando un soplo de aire, buscando un refugio. Buscando la forma de no sentirse tan vacíos. Buscando un lugar al que pertenecer.

No es conseguir el lugar al que perteneces y ser feliz. No es felicidad como tal, es algo diferente, es saber que un lugar, un entorno, a pesar de que cambie te acogerá por lo que eres y no por lo que tienes, valoraran tus capacidades y te apoyaran. Y cuando llegas a ese lugar en donde sientes que nuevamente puedes respirar por fin te sientes seguro, sin que sea tu casa, ni tu familia, ni tu pareja, ni tus amigos. Sientes que creces y que merece la pena continuar. Pero ese lugar suele ser de pasada, suele ser de ida y vuelta. Como una especie de pequeño espejismo, como un bálsamo que no cicatriza la herida pero que alivia el dolor.

Es un oasis mental.
Es el no- pertenecer a “nada” del día a día.