domingo, 27 de diciembre de 2015

Cosas del tiempo

No es que tenga un horario fijo para recordarlo pero casi siempre coincido todos los días con las horas en las que su recuerdo me sacude el corazón. A las 2, a las 4 y a las 6. Porque 2 más 4 son 6, más 6, son 12, como los meses del año que llevo esperándolo. Él no lo sabe, creo que no se ha dado cuenta, pero sus recuerdos armonizan mi vida. Tampoco sabe que lo recuerdo siempre que llueve y todos esos domingos en los que no sale el sol. No sabe que el recuerdo de su sonrisa funciona como brújula que capta mi atención. Lo extraño, mucho más a cinco para las 12, cuando el calendario esta anunciando que llego un nuevo día. Cuando me hace olvidar del pasado que tuve. Cuando estoy de mal humor, cuando todo sale mal y recuerdo su calma. Desconoce que lo recuerdo siempre, así como se recuerda todo aquello que le hace bien a la vida. Le escribo casi siempre a las 10, tarde, cuando todo está a oscuras y sus recuerdos me invaden. Sea como sea, lo quiero, estando cerca, lejos, siendo diciembre, octubre, abril, enero, julio o febrero. Lo quiero a destiempo, sin un despertador, sin tiempo, sin miedo a caer, sin miedo a decir que si y sin latitudes que me hagan odiar el mar.

Pero creo que eso tampoco lo sabe porque en otra línea temporal no lo extraño como lo hago ahora, porque allí, en otra línea temporal, él no se ha ido, él está ahí, cerquita de mí.


miércoles, 23 de diciembre de 2015

Contigo


Quiero algo que me sacuda
que me haga entrar en razón
que me rompa en dos

Tú abrazándome
Tú cerca
Tú aquí.

Quiero que el viento me despeine
Que alborote mi cabello
Que me traiga un sinfín de recuerdos.

Quiero tu voz cerca de mi oído
Quiero tus manos cerca de las mías
Nuestros latidos al compás de la respiración

Quiero ser fuego
Encenderme sin quemarme
Vivir eternamente
Con los pies descalzos
Y el alma de cabeza

Quiero que viajemos
Perdidos sin brújula
Recorriendo fronteras
Enredados en la misma ruta

Porque ya tengo la mochila lista
Y las ganas de volar
Contigo.


lunes, 21 de diciembre de 2015

La memoria


Una vez escuche que nuestra memoria tiene vida propia. Pues bien mi memoria tiene vida propia, me inquieta y mucho. Falla. Me hace deambular por recuerdos que no sé si son míos, me presiona, me esclaviza, me mantiene cautiva. Me hace ir y venir, me hace dar volteretas una y otra vez. Es un rompecabezas que me parte la cabeza en dos. No me deja avanzar. No sé si ella esta aferrada a mi o soy yo la que se aferra a ella. No sé si pretende ser ese pasado que quiere quedarse a vivir eternamente en el presente y yo, la quiero lejos. Me atormenta. Me hace mal. ¿Cómo algo que es tuyo puede hacerte mal? Es rápida, intuitiva, no busca excusas. Aun no entiendo cómo funciona su mecanismo pero me sienta fatal. Va uniendo recuerdo por recuerdo cual rompecabezas. Mi memoria está viva, latente, persistente e inquieta. Va y viene. Mi memoria falla y es allí cuando no sé si esto es un sueño, un recuerdo, mi imaginación o esto es realmente lo que sucedió. Sea como sea mi memoria me inquieta y mucho.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Pasado


El pasado está ahí parar recordarnos de donde somos y porque pesan tanto los recuerdos. Esta allí para enseñarnos a escalar la montaña y perderle el temor a los errores. Para enseñarnos a disfrutar la vista. Para hacernos ver que todo lo que reclamamos ayer no sirve de nada si ya no tienes nada hoy. El pasado está ahí para empujarnos al presente, para vivirlo, para disfrutar las segundas oportunidades. Para remendar los daños causados, cerrar las heridas  e intentar contrarrestar las secuelas y para disfrutar la alegría. El pasado no está ahí para frenarnos, ni para conformarnos con lo poco que hemos vivido.
Esta allí para enseñarnos a aprender
Para saber cuándo debemos desviarnos de la ruta equivocada
Para explorar
Para tener valentía
Fuerza
Para amar
Para agradecer

Porque el pasado está allí para recordarnos una y otra vez que no importa lo largo que sea el camino, siempre, hay que recorrerlo sin rendirse.

martes, 8 de diciembre de 2015

Desenterrando historias

Después de mucho tiempo de amor y desamor, de sueños rotos y promesas no cumplidas, decidimos tomar caminos separados, usted por el sur, yo perdida en algún lugar del norte. Sin brújula y solitaria. En fin, una parte de mi volvió a ser lo que era antes de conocerte. Me fui por donde pude, me llene de trabajos, salidas, pasa tiempos aburridos y cosas con tal de no pensar. Evite tu nombre de cualquier forma posible, llegue a negar tu existencia. Así fue como termine perdida en medio de un caos, intentando olvidar algo que parecía imposible, hasta que entendí que para superar se debe afrontar. Decidí fluir con el problema y no chocar contra él, decidí entregarme a las vertientes del desamor y del olvido, decidí por primera vez no caminar en contra de la corriente y afrontar el dolor. Entonces un día todo comenzó a desaparecer, se esfumo. Fue raro ver cómo te ibas yendo de a poco casi sin rastros. Así llego el día en el que supe que ya no te necesitaba, que ya no eras esencial, así fue que comprendí que lo mejor del final es el comienzo que viene detrás. 

viernes, 4 de diciembre de 2015

Epílogo

No volvimos a hablar.
No volvimos a pasar.
No volvimos a coincidir.
No volvimos a hacernos reír.
No volvimos a ser salvajes.
No volvimos a amarnos.
No volvimos a odiarnos.
No volvimos a pelear.
No volvimos a celarnos.
No volvimos a vernos a horas no adecuadas.
No volvimos a hacer planes.
No volvimos a compartir café.
No volvimos a ver películas.
No volvimos a llamarnos.
No volvimos a interesarnos por el otro.
En resumidas cuentas: No volvimos
Y ese fue el mejor final que pudimos conseguir
Y te lo agradezco.