Que sí. Que sé que tengo defectos y
que no necesito a nadie que esté detrás de mí enumerándolos. Ni que llene un
saco con ellos. Ni que me los eche en cara. Quiero alguien que los acepte y
trate de entenderlos. Todos y cada uno de ellos.
Mis desordenes, mis manías, mi
silencios y mis ironías.
Todos esos impulsos y corajes.
Los sueños y desvelos.
Mis abismos y mis oscuridades.
Todo lo que es difícil a los ojos de
los demás, todo aquello que me empuja al abismo. Porque sí, para todos es fácil
amar los coloridos paisajes, los días buenos. Pero amar las inseguridades y
oscuridades de una persona… creo que eso es para valientes.