jueves, 30 de agosto de 2012

Humillantes memorias



Pensé que ya había olvidado y superado lo que era despertar con la falta de aire mientras el corazón se estremece, se encoje y decide no bombear sangre. Volver a respirar y tener temor de abrir los ojos porque “la historia” se repita. Pestañear y sentir cono escuece la humedad en mis ojos. Darle los “Buenos días” al cerebro y ser recibida con humillantes memorias negándose rotundamente a desaparecer, sin darme cuenta  las lágrimas florecen y el dolor me vuelve a invadir, me encojo por debajo del edredón y me vuelvo pequeñita, aún más pequeñita de lo que ya soy. Sintiendo en mis venas una profunda impotencia. De la nada el corazón vuelve a su trabajo normal, solo queda el hormigueo producto de la falta de sangre y con esto solo piensas en respirar. 

Y ahora que decides volver a la rutina se supone que llega el momento en el que debes decir “Pasado pisado” y volver a empezar.



viernes, 10 de agosto de 2012

Creo que te necesito




Este dolor surge en mí, cada memoria, los mínimos recuerdos. Soy sincera al decir que no puedo pensar en lo mucho que tu ausencia me afecta. La verdad es que he estado pidiendo ayuda a gritos desde hace mucho tiempo. Todo en mí te llama. Mi cuerpo desprovisto de tus escasos abrazos. Un grito de ayuda, la llamada de mis labios por tus besos. Lo siento, pero creo que te necesito, esta es una de mis únicas certezas. No sé porque seguimos insistiendo, yo sé que nunca va a funcionar, sé que no nací para ti, ni tú para mí pero sigo siendo débil cuando se trata de ti. Yo trato pero en serio no se como dejarte ir. Me caigo y me levanto de nuevo para ir en busca de lo que me hará daño. Estoy cansada, te lo he dicho, lo sabes, ya no tengo la fuerza para luchar por ti, por mí, por nosotros. 

Y tal vez, sólo tal vez, me he dado por vencida.