viernes, 16 de agosto de 2013

Lecciones

He llegado a prepararme unas cuantas veces a acostumbrarme a cualquier tipo de situaciones, no favorables en su mayoría. No queda de otra hay que acostumbrarse. Acostumbrarse a despedirse. Acostumbrarse a tantas idas y venidas, esos constantes vaivenes y a esos amores fugaces, esos que te deja una huella eterna. Acostumbrarse a familiarizarse con los olvidos exprés y con la resaca también. Y traer maletas de repuesto por sí no caben los recuerdos y las lecciones. Esas son las pequeñas batallas diarias que se tiene con uno mismo, con nuestros miedos, con la incertidumbre, con lo que sentimos, con lo que nos mata, o lo que nos detiene, hay que luchar diariamente, revestirse, prepararse para la guerra y seguir, aunque duela… aunque en algunos casos parezca que rendirse es la mejor opción.

“A veces cuando el corazón cuando está vulnerable absorbe de todo, en su  mayoría lo negativo y uno termina cargándolo, si no se libera puede ser muy pesado y es por eso que no podemos avanzar”.

domingo, 4 de agosto de 2013

Consecuencias del insomnio.


Nos encontramos, pero nunca nos vimos. Estábamos ciegos, ajenos, juntos pero viviendo otros mundos, caminando otros caminos. Tú en una esquina y yo a mitad de la calle. Creo que estamos en pausa, que es mentira que nos encontramos y nunca nos vimos, a veces creo que tú y yo vivimos en un eterno paréntesis. A veces siento que nos reencontraremos y reclamaremos tanto tiempo perdido. Tanto tiempo sin historias, sin nosotros. A veces creo que cuando vuelvas a mirarme a los ojos, ya no volverás a verte.

Porque quizás cuando regreses, ya no me reconozcas, ni yo tendré ganas de verte.