Su corazón sigue latiendo, ahí, en ese pedazo de
tierra ubicado en el norte de América del sur. Tiene la mirada perdida y el
miedo pisándole los talones.
La inevitable caída sin paracaídas fue tan fuerte
que sus oídos aun se estremecen.
Fue lanzada a la nada en busca de un sueño. Fue
arrojada a un bosque repleto de miedos. Aun lleva consigo el saco de sueños a
cuestas y se encuentra en los ojos de aquellos que comparten sus miedos con
ella.