Llego el día en que finalmente, aprendí a convivir
conmigo, a estar sola, a ser siempre mi primera opción. Conocí a muchas
personas, ha algunas la vida me las quitó, a otras las aleje yo, unas
terminaron muriendo, y a otras las tuve que asesinar yo.
Y lo admito, soy culpable. Culpable por matar el
recuerdo de quienes supuestamente me amaron y me rompieron el corazón, culpable
de asesinar a quienes me torturaron las ideas hasta hacerme perder la razón.