miércoles, 23 de noviembre de 2016

MICRO CUENTO #1


Psicosis

Le estoy escribiendo una vez más porque hace mucho tiempo que llevo un registro de los últimos acontecimientos trascendentales en mi vida. Le estoy escribiendo para hablarle del hijo de puta que quiso alterar mi carácter de mierda, pero creo que no lo logró. Y me disculpa el francés con el que le estoy hablando, sabe que los modales nunca han sido mi fuerte.

 Nosotros teníamos un acuerdo tácito, un pacto tan antiguo que nadie podía adivinarlo, no es necesario que le preguntara cómo estaba, si al mirarle tenía todas las respuestas que buscaba, y él tampoco lo necesitaba. No teníamos esa extraña y perturbadora necesidad de inmiscuirnos en la vida del otro, una línea invisible separaba y unía a la vez, nuestras vidas de mierda y el jodido destino no los recordaba constantemente. (Y no, créame que no pienso disculparme por decir malas palabras.) La vida nos llenó esta historia de tachones que no borraron ningún daño causado, al contrario, nos deterioró y alejó más. Es imposible olvidarnos porque de una u otra forma uno siempre está presente en la vida del otro. Y déjeme confesarle Doctor, que es muy difícil, tratar de salvar esa historia que se rompe lentamente en pedazos, buscar respuestas de preguntas que ya no existen, verlo y no besarlo nunca. Hablar y fingir que lo estoy escuchando y que él me hable y yo finja que lo escucho. Realmente, es muy difícil, quizás parezca que estoy loca pero el silencio cada vez tarda más en volver y el ruido de las voces que hay en mi cabeza me atormentan día a día, todavía hay demasiado ruido y pocas ganas, pero si de algo estoy segura es que no quiero ni debo saber nada de él. Realmente ambos estamos muy jodidos por dentro.

Y déjeme confesarle algo, si es que existe un hilo rojo, yo lo corte, tal como me corte las muñecas para que dejara de doler, aunque eso no cambio nada porque el dolor sigue ahí, el problema no es ese, el problema es que me enamoré de esta trágica manera de vivir… y solo estoy tratando de llegar con mucha dignidad a mi muerte.
Porque mejor estar prevenido que lamentar

¿No fue eso lo que usted me dijo el otro día Doctor?


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