viernes, 28 de junio de 2013

Viaje


Solo sé que me queda un boleto por gastar, que esta mañana he llenado mi maleta sin pensar, que no le he escrito más cartas porque sé que no las leerá. Mi vuelo está a punto de despegar, más pronto de lo que cualquiera se imagina. Con poco equipaje, sin reservas. Mi corazón, mis expectativas y yo nos vamos en busca de algo bueno que nos espera. Sin decirle a nadie el destino de nuestro viaje, porque entre tanto silencio he descubierto que mi lugar no está aquí. Me he colocado las botas y mi chaleco. He recargado mi dosis de valentía y no, no dejo esto de un día para otro, lo he venido haciendo tras cada tropiezo. Y lo digo con todo el agotamiento que desborda de mis huesos. En este enorme lugar  nos hicimos muros, nos hicimos espacios y nos volvimos invisibles. He salido dando un portazo de la puerta de tu vida y he comenzado a andar con una sonrisa en la cara. Y no es orgullo es que a veces uno necesita salir por una puerta de una forma digna, buscando un soplo de aire.

Y es que ya no hay una parte de mí que no me grite: “¡Vámonos Gaby! Vámonos, que aquí… aquí ya no hay nada más que hacer.


2 comentarios:

  1. Me he sentido identificada con este texto, porque yo también necesito un respiro, irme, pensar, encontrar(me).. quizás..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Definitivamente, a veces hace falta darte un tiempo para ti misma e intentar ordenar lo que más puedas...

      Eliminar