Nueve mil ochocientas setenta y cuatro vueltas en la cama. Tres tazas y media de té. Veintinueve suspiros. Infinitas gotas de lluvia ruedan por mi ventana. Irremediables ganas de correr. Tengo frió pero contradictoriamente no quiero cubrirme. Otra noche más de insomnio. Y no consigo nada del otro lado de la cama. El corazón latiendo a mil por hora. Las ganas de desaparecer un millón de recuerdos. Nada es suficiente. Paradoja de la vida que aun viviéndola no me deje vivirla tranquila. No quisiera que nadie estuviese en mi lugar. Quisiera alejarme un poco de todo. Bloquear mi memoria de cualquier recuerdo. Dejar ir. Perderme y que nadie me encuentre. Pero no siempre se obtiene lo que uno quiere.
Y mañana será otro día y yo, seguiré siendo la misma.
Otra vez.
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