Debo admitir que no entiendo como aún se mata por
religión, como hay doctrinas donde se pide tolerancia y no son tolerantes, que
piden libertad pero la quitan, que hablan del valor de la vida y la quitan.
Tampoco entiendo como hoy en día te venden la solidaridad en un hashtag. Basta
con que ocurra una catástrofe para que sea convertida en algo mediático. Todo
se resume a demostrar cuanto se “preocupan” por las causas nobles. La empatía y
la solidaridad, la han convertido en una farsa exclusiva que solo puede ser
sacada a la luz para demostrarle a los demás cuan buena gente somos y sí, sí es
así.
Entonces todo se divide en dos grupos, los que
reparten culpa y sienten empatía momentánea y los indignados que se enojan
porque según ellos existen tragedias más importantes. Van por la vida
minimizando tragedias y las tragedias son eso, tragedias. Una no es más
importante que la otra. Una nacionalidad no debería valer más que la otra. Lo
único real es que cada situación con violencia, terrorismo, asesinato, abuso de
poder y de derechos humanos, debe molestarnos sin importar el país que sea, así
estemos a millones de kilómetros, porque hoy les pasa a ellos, mañana podemos ser
nosotros.
La violencia está ahí y no va a desaparecer por este
post o por cambiar una foto de perfil o colocar un hashtag. La violencia
siempre ha existido y siempre va a estar. No se necesita que la gente llene su
perfil de imágenes de condolencias, no, no necesitamos eso. Necesitamos gente
que no cuestione el dolor del otro. Que entienda que no por ser musulmán se es
terrorista, así como ser judío no te hace una persona despreciable, al igual
que no creer en Dios te hace menos gente.
Violencia es violencia, en donde sea.
No más.
Paz.
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