Agradezco el día en que me tiraste la puerta en la
cara. Y me dejaste allí, varada.
Te quedaste desde fuera, viendo como mis gritos se volvían
nada.
Me dejaste allí, asumiendo a los golpes que no ibas
a regresar.
Siempre te voy a agradecer, que no me dejaras ser
parte de tu mundo.
Gracias por alejarme tú mismo
Por dejarme llena de dudas
Por abandonarme en medio de la nada
Gracias por romperme el corazón y bailar sobre los pedazos
Por lastimarme
Por lanzarme al vacío y al olvido obligado
Por los malos recuerdos
Por abrirme los ojos
Gracias, a ti, a vos, como quieras leerlo.
Por dejarme caminar a tropezones y darme cuenta que
sola si puedo, porque tuve que labrarme sola un nuevo camino.
Gracias.
Aprendí que el amor no siempre es felicidad y que el
dolor no es tan malo como lo pintan porque te hace valorarte más a ti mismo.
Y aun así, te sigo dando gracias.
Gracias por enseñarme a ser fuerte.
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