No sé si algún día podré volver. No creo que pueda
darte ese amanecer que tanto estas esperando, no sé si sea capaz de bancarme tu
oscuridad, esa que por las noches solo me daba miedo. No me esperes, porque ya
he defraudado mucho al tiempo y he jugado tanto con las causas, que me he quedado sin posibilidades. No esperes que vuelva, ni hoy, ni mañana. No me esperes
porque hay tormentas que arrasan sin necesidad de tocar la tierra. Mi alma es
indetenible y mi terquedad inagotable. No esperes, hace tiempo que me fui, aun
cuando intente estar, realmente no estuve. No esperes que llegue a tocar tu
ventana, porque me canse de hacerlo, me canse de esperar. Si me odias, no es
por mí, soy así desde que me toco esperarte. Durante días que parecieron
años, durante mucho más del tiempo que creí que no podría dar. No me esperes, tú me transformaste en esto, en
una nómada del tiempo, tanto daño causaste que ya no se lo que se siente tener
un hogar. Aprendí que las únicas personas de las que debo huir son aquellas que
no se atreven a ser. No me esperes, me escudo en las pocas cosas buenas que
dejaste y a veces miento para no escucharte. Una vez más, no me esperes. La vida me ha quitado muchísimas
cosas, menos la posibilidad de ser y de comenzar de nuevo, lejos de lo que me
hizo mal.
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