Es un boomerang que siempre regresa en contra
nuestra. La verdad es que no sirven de nada, solo para ocultar la verdad. Tocar
la puerta no es entrar. Que nos hace pensar que una simple indirecta va a
abrirnos todas las posibilidades? Es una burda forma de ocultarse, de
esconderse en la zona de confort, de la cual nunca vas a querer salir por
voluntad propia. Lanzas indirectas con la esperanza que la persona se dé cuenta
que “algo” pasa sin que sepa que fuiste tú. Ciertamente no confió en ellas, es
un medio infalible para fracasar con los sentimientos que tenemos hacia alguien
más. Las indirectas pocas veces te darán la respuesta que tanto estas buscando.
Si no se habla de frente y sin rodeos nunca sabremos qué es lo que va a pasar.
La gente no es adivina, no tiene una bola de cristal para saberlo. Si quieres a
alguien pues díselo. Si has dejado de quererle, díselo. Si lo extrañas, díselo.
Si te lastimo, díselo. Si te gusta, díselo. Deja de vivir jugando al escondite,
deja a un lado la mala costumbre de suponer y comienza a ser valiente.
Hoy.
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